30.5 C
Miami
viernes, julio 19, 2024
Más


    Jeremías 26 - Serafín de Ausejo 1975

    Jeremías es amenazado de muerte

    1. Al principio del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, llegó esta palabra de parte de Yahveh:

    2. así dice Yahveh: "Ponte en el atrio del templo de Yahveh y di a todas las ciudades de Judá que vienen a adorar en el templo de Yahveh todas las palabras que te he mandado decirles, sin omitir una sola.

    3. Tal vez escuchen y se convierta cada uno de su mala conducta, y entonces me arrepentiré de la desgracia que pensaba causarles por la maldad de sus obras".

    4. Diles, pues: "Así dice Yahveh: si no me escucháis, obrando según la ley que he puesto delante de vosotros,

    5. y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os he enviado a su tiempo y sin cesar, pero que vosotros no escuchasteis,

    6. entonces haré de este templo como del de Siló, y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra.

    7. Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron pronunciar a Jeremías estas palabras en el templo de Yahveh.

    8. Y cuando Jeremías acabó de decir todo lo que Yahveh le había mandado decir a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo lo prendieron, diciendo: "Tienes que morir sin remisión.

    9. ¿Por qué profetizas en nombre de Yahveh, diciendo: "Este templo quedará como Siló, y esta ciudad será arrasada sin que quede un habitante?"". Y todo el pueblo se amotinó contra Jeremías en el templo de Yahveh.

    10. Cuando los príncipes de Judá tuvieron noticia de estas cosas, subieron desde el palacio real al templo de Yahveh y se sentaron a la entrada de la puerta nueva del templo de Yahveh.

    11. Los sacerdotes y los profetas hablaron entonces a los príncipes en estos términos: "Este hombre es reo de muerte, pues ha profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos".

    12. Jeremías habló a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciéndoles: "Yahveh me ha enviado a profetizar contra este templo y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído.

    13. Ahora, pues, enmendad vuestra conducta y vuestras obras y escuchad la voz de Yahveh, vuestro Dios, para que Yahveh se arrepienta del mal que ha predicho contra vosotros.

    14. En cuanto a mí, aquí estoy en vuestras manos; haced de mí lo que mejor os parezca.

    15. Pero debéis saber bien que, si me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes, porque es Yahveh quien me ha enviado a vosotros para pronunciar ante vuestros oídos todas estas palabras".

    16. Los príncipes y todo el pueblo dijeron entonces a los sacerdotes y a los profetas: "Este hombre no merece pena de muerte, porque nos ha hablado en nombre de Yahveh, vuestro Dios.

    17. Pues se habían levantado algunos de los ancianos del país y habían hablado a toda la asamblea del pueblo en estos términos:

    18. "Miqueas de Moréset, que profetizó en tiempo de Ezequías, rey de Judá, habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así habla Yahveh Sebaot: Sión será arada como un campo, Jerusalén reducida a un montón de ruinas, y el monte del templo a un cerro de maleza.

    19. ¿Lo condenó a muerte Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Yahveh y aplacó la faz de Yahveh, y así se arrepintió Yahveh del mal que había predicho contra ellos? ¿Y nosotros íbamos a cargarnos con un delito tan grande?".

    20. Hubo también otro hombre que actuó como profeta en nombre de Yahveh, Urías, hijo de Semaías, de Quiriat-Yearín, que profetizó contra esta ciudad y contra este país con palabras totalmente semejantes a las de Jeremías.

    21. Pero cuando Joaquín, todos sus guerreros y todos los príncipes tuvieron noticia de sus palabras, el rey trató de darle muerte. Al enterarse Urías tuvo miedo, huyó y se refugió en Egipto.

    22. El rey Joaquín envió entonces hombres a Egipto: a Elnatán, hijo de Acbor, y a otros hombres con él,

    23. los cuales sacaron a Urías de Egipto, lo llevaron ante el rey Joaquín y éste lo pasó a cuchillo y arrojó luego su cadáver a la fosa común.

    24. Sin embargo, la mano de Ajicán, hijo de Safán, veló por Jeremías, para que no fuera entregado en manos del pueblo y le dieran muerte.