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    Jeremías 27 - Serafín de Ausejo 1975

    La señal de los yugos

    1. Al principio del reinado de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, le fue dirigida a Jeremías esta palabra de parte de Yahveh.

    2. Yahveh me dijo así: hazte unas coyundas y un yugo, y póntelo al cuello.

    3. Luego envía un mensaje al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los amonitas, al rey de Tiro y al rey de Sidón por medio de los mensajeros que han venido a Jerusalén a ver a Sedecías, rey de Judá,

    4. y mándales decir a sus señores: "Así dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: diréis a vuestros señores lo siguiente:

    5. yo hice la tierra, al hombre y a los animales que hay sobre la superficie de la tierra, con mi gran potencia y con mi brazo extendido, y la doy a quien parece bien a mis ojos.

    6. Pues bien, ahora entrego todos estos países en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia mi siervo, y hasta las bestias salvajes le entrego para que le sirvan.

    7. Todas las naciones le servirán, a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que también a su país le llegue el tiempo en que naciones numerosas y reyes poderosos lo esclavicen.

    8. Pero la nación y el reino que no se someta a él, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, a esa nación la castigaré por medio de la espada, del hambre y de la peste -oráculo de Yahveh-, hasta que yo la aniquile por su mano.

    9. Vosotros, por tanto, no debéis escuchar a vuestros profetas, a vuestros adivinos, a vuestros soñadores, a vuestros agoreros y a vuestros magos, que os dicen: no tendréis que servir al rey de Babilonia.

    10. Porque os están profetizando una mentira, para alejaros de vuestro país; pues yo os expulsaré y pereceréis.

    11. Pero a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirva, la dejaré tranquila en su país -oráculo de Yahveh-, para que lo cultive y lo habite".

    12. A Sedecías, rey de Judá, le hablé de acuerdo en todo con esas palabras, diciéndole: "Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia y servidle a él y a su pueblo, y viviréis.

    13. ¿Por qué queréis morir, tú y tu pueblo, a espada, de hambre y de peste, como ha predicho Yahveh a la nación que no sirva al rey de Babilonia?

    14. No escuchéis, pues, las palabras de los profetas que os dicen: "No tendréis que servir al rey de Babilonia". Porque os están profetizando una mentira;

    15. pues no los he enviado yo -oráculo de Yahveh-, y profetizan en mi nombre falsamente para que os expulse, y así pereceréis vosotros y los profetas que os profetizan".

    16. A los sacerdotes y a todo el pueblo les hablé, diciéndoles: "Así dice Yahveh: no debéis escuchar las palabras de vuestros profetas, que os profetizan diciendo: "Mirad: los objetos del templo de Yahveh serán devueltos de Babilonia ahora, en seguida. Porque os profetizan una mentira.

    17. No les hagáis caso; servid al rey de Babilonia, y viviréis. ¿Por qué habrá de ser esta ciudad una ruina?

    18. Si son profetas y si la palabra de Yahveh está con ellos, que supliquen a Yahveh Sebaot, para que los objetos que quedan en el templo de Yahveh, en el palacio real y en Jerusalén no vayan a Babilonia".

    19. Pues así dice Yahveh Sebaot acerca de las columnas, del mar de bronce, de las basas y del resto de los objetos que quedan en esta ciudad,

    20. y que no tomó Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando deportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá y de Jerusalén.

    21. Porque así dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel, acerca de los objetos que quedan en el templo de Yahveh y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén:

    22. serán llevados a Babilonia, y allí estarán hasta el día en que yo me ocupe de ellos -oráculo de Yahveh- los saque y los devuelva a este lugar".