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domingo, agosto 18, 2024
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    Mateo 14 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Muerte de Juan el Bautista

    1. En aquel tiempo, Horedós el tetrarca oyó sobre la fama de Yahoshúa

    2. y dijo a sus criados: “¡Este es Yojanán el Inmersor! Él ha resucitado de los muertos; por esta razón operan estos poderes en él”.

    3. Porque Horedós había apresado a Yojanán, lo había atado con cadenas y puesto en la cárcel por causa de Herodíah, la mujer de su hermano Felipe.*

    4. Porque Yojanán le decía: “No te es lícito tenerla por mujer”.

    5. Y aunque Horedós quería matarlo, le temía al pueblo; porque lo consideraban profeta.

    6. Pero cuando se celebró el cumpleaños de Horedós, la hija de Herodíah danzó en medio y agradó a Horedós,

    7. por lo cual él se comprometió bajo juramento a darle lo que ella pidiera.

    8. Ella, instigada por su madre, dijo: “Dame aquí en un plato la cabeza de Yojanán el Inmersor”.

    9. Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la dieran.

    10. Mandó decapitar a Yojanán en la cárcel.

    11. Y trajeron su cabeza en un plato y se la dieron a la muchacha, y ella la presentó a su madre.

    12. Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo y lo enterraron. Luego fueron y se lo contaron a Yahoshúa.

    Alimentación de los cinco mil

    13. Al enterarse Yahoshúa, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes lo supieron, lo siguieron a pie desde las ciudades.

    14. Cuando Yahoshúa salió, vio la gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que entre ellos estaban enfermos.

    15. Al atardecer, sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: “El lugar es desierto, y la hora ya avanzada. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y se compren algo de comer.

    16. Pero Yahoshúa les dijo: “No tienen necesidad de irse. Denles ustedes de comer”.

    17. Entonces ellos dijeron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”.

    18. Él les dijo: “Tráiganmelos acá”.

    19. Luego mandó que la gente se recostara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, pronunció la bendición. Después de partirlos, dio los panes a sus discípulos, y ellos a la gente.

    20. Todos comieron y se saciaron, y se recogieron doce canastas llenas del sobrante de los pedazos.

    21. Los que comieron eran como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

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    22. En seguida Yahoshúa obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes.

    23. Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

    24. La barca ya quedaba a gran distancia de la tierra, azotada por las olas, porque el viento era contrario.

    25. Y a la cuarta vigilia de la noche,* Yahoshúa fue a ellos caminando sobre el mar.

    26. Pero cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el mar, se turbaron diciendo: “¡Un fantasma!” Y gritaron de miedo.

    27. En seguida Yahoshúa les habló diciendo: “Tengan ánimo, soy yo; no teman!

    28. Entonces le respondió Kefá y dijo: “Maestro, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”.

    29. Y él dijo: “Ven”. Kefá se bajó de la barca y caminó sobre las aguas, y fue hacia Yahoshúa.

    30. Pero al ver el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó diciendo: “¡Maestro, sálvame!”

    31. Enseguida Yahoshúa extendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

    32. Cuando ellos subieron a la barca, se calmó el viento.

    33. Entonces los que estaban en la barca le rindieron homenaje diciendo: “¡Verdaderamente eres Hijo de Elohim!”

    Jesús sana a los enfermos en Genesaret

    34. Cuando cruzaron a la otra orilla, llegaron a la tierra de Guenesaret.

    35. Y cuando los hombres de aquel lugar lo reconocieron, mandaron a decirlo por toda aquella región, y trajeron a él todos los que estaban enfermos.

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    36. Y le rogaban que sólo les permitiera tocar el borde de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron completamente sanos.