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jueves, julio 18, 2024
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    Marcos 8 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Alimentación de los cuatro mil

    1. EN aquellos dias, como hubo gran compañía, y no tenian que comer, Jesus llamó sus discípulos, y les dijo:

    2. Tengo misericordia de la compañía, porque ya hace tres dias que están conmigo; y no tienen que comer:

    3. y si los envio en ayunas á sus casas, desmayarán en el camino: porque algunos de ellos han venido de lejos.

    4. Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien hartar á estos de pan aquí en el desierto?

    5. Y les preguntó: ¿Cuántos panes teneis? Y ellos dijeron: Siete.

    6. Entonces mandó á la compañía que se recostasen á tierra; y tomando los siete panes, habiendo dada gracias, partió, y dió á sus discípulos que pusiesen delante; y pusieron delante á la compañía.

    7. Tenian tambien unos pocos pescadillos, y habiendo bendecido, dijo que tambien los pusiesen delante.

    8. Y comieron, y se hartaron, y levantaron de los pedazos que habian sobrado, siete espuertas.

    9. Y eran los que comieron, como cuatro mil: y los despidió.

    10. Y LUEGO entrando en el navío con sus discípulos, vino en las partes de Dalmanuta.

    La demanda de una señal

    11. Y vinieron los Fariséos, y comenzaron á altercar con él, demandándole señal del cielo. tentándole.

    12. Y gimiendo de su espíritu, dice: ¿Por qué pide señal esta generacion? de cierto os digo, que no se dará señal á esta generacion.

    13. Y dejándolos, volvió á entrar en el navío, y se fué de la otra parte.

    La levadura de los fariseos

    14. Y se habian olvidado de tomar pan, y no tenian sino un pan consigo en el navío.

    15. Y les mandó, diciendo: Mirad, guardáos de la levadura de los Fariséos, y de la levadura de Herodes.

    16. Y altercaban los unos con los otros, diciendo: Pan no tenemos.

    17. Y como Jesus lo entendió, les dice: ¿Qué altercais, porque no teneis pan? ¿no considerais, ni entendeis? ¿aun teneis ciego vuestro corazon?

    18. ¿teniendo ojos no veis, y teniendo oidos no oís? ¿y no os acordais?

    19. cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Doce.

    20. Y cuando los siete panes en cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Siete.

    21. Y les dijo: ¿Cómo aun no entendeis?

    Un ciego sanado en Betsaida

    22. Y VINO á Bethsaida, y le traen un ciego, y le ruegan que le tocase.

    23. Entonces tomando al ciego de la mano, le sacó fuera de la aldea, y escupiendo en sus ojos, y poniéndole las manos encima, le preguntó, si veía alga.

    24. Y él mirando, dijo: Veo los hombres: porque veo que andan, como árboles.

    25. Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fué sano, y vió de lejos y claramente á todos.

    26. Y le envió á su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas á nadie en la aldea.

    La confesión de Pedro

    27. Y SALIO Jesus y sus discípulos por las aldeas de Cesaréa de Filipo. Y en el camino preguntó á sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?

    28. Y ellos respondieron: Juan Bautista; y otros: Elías; y otros: Alguno de los profetas.

    29. Entonces el les dice: ¿Y vosotros, quién decis que soy yo? Y respondiendo Pedro le dice: Tú eres el Cristo.

    30. Y los amenazó que no dijesen de el á ninguno.

    Jesús anuncia su muerte

    31. Y comenzó á enseñarles, que convenia que el Hijo del hombre padeciese mucho, y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar despues de tres dias.

    32. Y claramente decia esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reñir.

    33. Y él, volviéndose, y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo: Apártate de mí, Satanás: porque no sabes las cosas que son, de Dios, sino las que son de los hombres.

    34. Y llamando á la compañía con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir tras mí, niéguese á sí mismo y toma su cruz, y sígame:

    35. porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del Evangelio, este la salvará.

    36. Porque ¿qué aprovechará al hombre si granjeare todo el mundo, y pierda su alma?

    37. ¿O qué recompensa dará el hombre de su alma?

    38. Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generacion adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.