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miércoles, julio 17, 2024
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    Lucas 22 - Reina Valera 1862

    El complot para matar a Jesús

    1. Y ESTABA cerca el día de la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la páscua.

    2. Y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas procuraban como le matarían; mas tenían miedo del pueblo.

    3. Y entró Satanás en Júdas, que tenía por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce.

    4. Y fué, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de como se le entregaría.

    5. Los cuales se holgaron, y concertaron de darle dinero.

    6. Y prometió; y buscaba oportunidad para entregarle a ellos sin estar presente la multitud.

    Institución de la Cena del Señor

    7. Y vino el día de los panes sin levadura, en el cual era menester matar la páscua.

    8. Y envió a Pedro, y a Juan, diciendo: Id, aparejádnos la páscua, para que comamos.

    9. Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la aparejemos?

    10. Y él les dijo: He aquí, como entraréis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua: seguídle hasta la casa donde entrare;

    11. Y decíd al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la páscua con mis discípulos?

    12. Entónces él os mostrará un gran cenadero aderezado, aparejádla allí.

    13. Y yendo ellos halláronlo todo como les había dicho; y aparejaron la páscua.

    14. Y como fué hora, se sentó a la mesa; y con él los doce apóstoles.

    15. Y les dijo: Con deseo he deseado comer con vosotros esta páscua ántes que padezca.

    16. Porque os digo, que no comeré más de ella, hasta que sea cumplido en el reino de Dios.

    17. Y tomando la copa, habiendo hecho gracias, dijo: Tomád esto, y distribuídlo entre vosotros.

    18. Porque os digo, que no beberé del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.

    19. Y tomando pan, habiendo hecho gracias, lo rompió, y les dió, diciendo: éste es mi cuerpo, que por vosotros es dado; hacéd esto en memoria de mí.

    20. Asimismo también la copa, después que hubo cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento en mi sangre, que por vosotros se derrama.

    21. Con todo eso, he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.

    22. Y a la verdad el Hijo del hombre vá según lo que está determinado; empero ¡ay de aquel hombre por el cual es entregado!

    23. Ellos entónces comenzaron a preguntar entre sí, cual de ellos sería el que había de hacer esto.

    La grandeza en el servicio

    24. Y hubo también entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor.

    25. Entónces él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores:

    26. Mas vosotros, no así: ántes el que es mayor entre vosotros, sea como el más mozo; y el que precede, como el que sirve.

    27. Porque ¿cuál es mayor, el que se asienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se asienta a la mesa? mas yo soy entre vosotros como el que sirve.

    28. Empero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones:

    29. Yo pues os ordeno un reino, como mi Padre me lo ordenó a mí;

    30. Para que comáis y bebáis en mi mesa en mi reino; y os asentéis sobre tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

    Jesús anuncia la negación de Pedro

    31. Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí, que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;

    32. Mas yo he rogado por tí que tu fé no falte; y tú cuando te conviertas, confirma a tus hermanos.

    33. Y él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo, tanto a la cárcel, como a la muerte.

    34. Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy, ántes que tú niegues tres veces que me conoces.

    Bolsa, alforja y espada

    35. Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.

    36. Entónces les dijo: Pues ahora el que tiene bolsa, tómela; y también su alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y cómprela.

    37. Porque os digo, que aun es menester que se cumpla en mí aquello que está escrito: Y con los malos fué contado; porque lo que está escrito de mí, su cumplimiento tiene.

    38. Entónces ellos dijeron: Señor, he aquí, dos espadas hay aquí. Y él les dijo: Basta.

    Jesús ora en Getsemaní

    39. Y saliendo, se fué, según su costumbre, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron.

    40. Y como llegó a aquel lugar, les dijo: Orád para que no entréis en tentación.

    41. Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas, oró,

    42. Diciendo: Padre, si quieres, pasa esta copa de mí, empero no se haga mi voluntad, mas la tuya.

    43. Y le apareció un ángel del cielo esforzándole.

    44. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fué su sudor como gotas grandes de sangre, que descendían hasta la tierra.

    45. Y como se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo de tristeza.

    46. Y les dijo: ¿Qué, dormís? Levantáos, y orád que no entréis en tentación.

    Arresto de Jesús

    47. Estando aun hablando él, he aquí, una multitud de gente, y el que se llamaba Júdas, uno de los doce, iba delante de ellos; y se llegó a Jesús, para besarle.

    48. Entónces Jesús le dijo: ¿Júdas, con un beso entregas al Hijo del hombre?

    49. Y viendo los que estaban junto a él lo que había de ser, le dijeron: Señor, ¿heriremos con espada?

    50. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote, y le quitó la oreja derecha.

    51. Y respondiendo Jesús, dijo: Dejád hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.

    52. Dijo después Jesús a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del templo, y a los ancianos que habían venido contra él: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con palos?

    53. Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.

    Pedro niega a Jesús

    54. Y prendiéndole, le trajeron, y metiéronle en casa del príncipe de los sacerdotes. Y Pedro le seguía de léjos.

    55. Y habiendo encendido fuego en medio del atrio, y sentándose todos al derredor, se sentó también Pedro entre ellos.

    56. Y como una criada le vió que estaba sentado al fuego, puestos los ojos en él, dijo: Y éste con él era.

    57. Entónces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.

    58. Y un poco después viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo: Hombre, no soy.

    59. Y como una hora pasada, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él; porque es Galileo.

    60. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y luego, estando aun él hablando, el gallo cantó.

    61. Entónces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, como le había dicho. Ántes que el gallo dé voz me negarás tres veces.

    62. Y saliendo fuera Pedro, lloró amargamente.

    Jesús escarnecido y azotado

    63. Y los hombres que tenían a Jesús, burlaban de él, hiriéndole.

    64. Y cubriéndole herían su rostro, y preguntábanle, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te hirió?

    65. Y decían otras muchas cosas injuriándole.

    Jesús ante el concilio

    66. Y como fué de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio,

    67. Diciendo: ¿Eres tú el Cristo? dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creereis;

    68. Y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis;

    69. Mas desde ahora el Hijo del hombre se asentará a la diestra del poder de Dios.

    70. Y dijeron todos: ¿Luego tú eres el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros lo decís, que yo soy.

    71. Entónces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio deseamos? porque nosotros lo hemos oido de su boca.